La enfermedad de la negación: Anne with an E

Raquel Prior
3 min readMar 13, 2021

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Me gustaría empezar estas líneas con una negación, “no todas las mujeres hemos vivido una situación de abuso por parte de nuestras parejas”, lamentablemente sé que no es así, sé que la mayoría de las mujeres hemos sufrido algún tipo de violencia y el agresor ha sido la persona en la que más confiábamos.

La importancia de series como Anne with an E no sólo se debe a que muestran las realidades de diferentes mujeres y la posibilidad de crear nuevas formas de relacionarse entre ellas, va más allá, la relevancia de esta serie radica en que refleja problemáticas que lamentablemente aún continúan vigentes.

Una de los capítulos más impactantes es en el que Josie Pye, una de las niñas del pueblo, comienza a ser pretendida por Billy Andrews, un adolescente unos años mayor que ella y con el que comparte clases. Asisten juntos a la feria que se llevará a cabo en el pueblo.

En la feria, Billy trata de impresionar a Josie mostrándole lo fuerte que es, y a la vez, sus padres hablan del compromiso entre ambos como si estuvieran vendiendo o intercambiando una cosa. Al caer la noche Billy le pide a Josie que salga con él a un lugar solitario y oscuro, intenta besarla pero ella le pide que pare, él no la escucha y comienza a tocarla, ella lo empuja y logra salir corriendo.

Cuando llega con sus amigas trata de disimular que nada pasó, pero luce triste y asustada, mientras que Billy les cuenta a sus amigos cosas que nunca sucedieron entre Josie y él, gracias a esto en medio de la feria todos comienzan a hablar y juzgar a Josie.

Aunque esta serie habla acerca de un pueblo de finales de 1890 se siente muy actual ¿no? Lo es porque la violencia contra las mujeres lejos de acabarse o si quiera reducirse, sólo ha encontrado nuevas formas de llegar a nosotras.

Al ver que este acto y las críticas de la comunidad le causaron a Josie dolor, Anne publicó el manifiesto “¿Qué es justo?” en el periódico de la escuela, en el que cuestiona la justicia en cómo se manchó el honor de Josie culpándola por haber estado a solas con Billy, aunque él fue quien abusó de su confianza y cometió la violencia.

Este capítulo mostró algo de lo que poco se ha hablado, los novios también violan, las parejas también abusan sexual, física y emocionalmente de las mujeres. Esos hombres a los que les damos nuestra confianza y a los que no deberíamos temerles también son capaces de hacernos daño, pues piensan que nuestro deber es complacerlos.

¿Por qué se habla tan poco del abuso en el noviazgo? Porque está tan normalizado que pasa desapercibido, porque hace falta que a nosotras nos enseñen que podemos decir que no y esto no nos vuelve egoístas, y ellos tienen que aprender que al escuchar un no tienen que parar porque no son dueños de nuestros cuerpos y su placer no es más importante que nuestra seguridad, tranquilidad y disfrute.

El mundo ve tan normal la violencia contra nosotras que reproducen “bromas” en las que si una mujer está bajo los efectos del alcohol, es sinónimo de que pueden abusar de ella, como si por esto ella dejara de ser dueña de su cuerpo, o peor aún, como si fuera un castigo por divertirse.

En el manifiesto, Anne también puso sobre la mesa el derecho que tenemos a ser autónomas y dueñas de nuestro cuerpo, decisiones y destino, pero sobre todo, mostró que el valor de las mujeres no depende de nadie más que de nosotras, y que somos nosotras y no la sociedad o un hombre quien nos los otorga.

Con este pequeño acto de insurrección Anne nos demostró que son las amigas quienes tendrán el valor de gritar la violencia que sufrimos las otras, quienes levantarán la voz en contra de las injusticias de las que fuimos víctimas, quienes no descansarán hasta devolvernos la paz y la seguridad que se nos arrebató, ya sea por amistad o sororidad.

En ese entonces Josie no pudo defenderse, fue Anne quien habló por ella y señaló a Billy como lo que es: un agresor. Lo mejor que nos ha dejado esta historia de constante violencia en nuestra contra es la posibilidad de crear nuevas formas de relacionarnos entre mujeres, de construir comunidad y redes de confianza, amor y ternura.

Y sobre todo, que gracias a estas redes ya no tenemos miedo, porque como las consignas dicen “si nos tocan a una, nos tocan a todas”, el sabernos acompañadas y apoyadas nos da el valor de gritar y exponer el nombre de nuestro agresor, aunque un día lo hayamos nombrado amor.

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